La gente tienen la mania estupida de hacer preguntas para
las cuales ya conoce la respuesta. Preguntas del tipo, ¿Estás bien? cuando te
acabas de meter el carajazo de tu vida y te sangran hasta las puntas de los
pies… Odio que me pregunten que tal estoy si saben perfectamente mi estaod de
animo. Si tengo un nudo en la garganta y aprieto los dientes para no llorar, no
me preguntes como estoy. Ven y abrazame. Punto. No hay otra solucion. No
intentes consolarme, con palabras bonitos, ni me des tu apoyo psicologico,
mental y filosofico. Dame tu cariño. Consuelame con besos. ¡que el dolor de
tripa lo tengo yo, no tu cojones! Me la suda que en tu otra vida te hayan
dejado todas tus novias o que se te acabe de morir el canario. La que sufre
ahora soy yo. Y saber que no soy la unica que lo esta pasando mal no me
consuela. Quiero que me acaricies la cabeza y me sonrias con esa sonrisa, de
“me gustaria poder ayudarte pero nose que puñetas hacer”. Quiero que me hagas cosquilla en el cuello
hasta que me quede dormida entre tus brazos y que cuando despierte, ambos nos
riamos de la mancha de babas que te he dejado en tu camiseta. Quiero que pese a
tener los ojos rojos y unas ojeras moradas impresionantes, me coloques el pelo
detrás de la oreja y me digas “Cada día estas más guapa”. Quiero que si me
preguntas que me pasa y yo solo sea capaz de responderte: Nada… No te
desesperes, no te vayas, que me des la mano todavía más fuerte y digas: Pues
ese o esa nada se merece una buena paliza.
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